La cuarta revolución industrial: ¿qué es y cómo nos afecta?
La humanidad ha vivido tres grandes revoluciones industriales que han transformado la forma de producir, trabajar y relacionarse. La primera fue impulsada por la máquina de vapor en el siglo XVIII, la segunda por la electricidad y el petróleo en el siglo XIX y la tercera por la informática y las telecomunicaciones en el siglo XX. Ahora estamos entrando en una nueva era, la cuarta revolución industrial, que se caracteriza por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas.
¿Qué significa esto? Que estamos ante una fusión de tecnologías que están borrando las fronteras entre lo real y lo virtual, entre lo natural y lo artificial, entre lo humano y lo maquinal. Estamos hablando de sistemas ciberfísicos, internet de las cosas, inteligencia artificial, robótica, nanotecnología, biotecnología, impresión 3D o vehículos autónomos. Estas tecnologías están cambiando radicalmente los procesos productivos, creando fábricas inteligentes que se comunican entre sí y con los humanos en tiempo real. También están cambiando los productos y servicios que consumimos y ofrecemos, haciéndolos más personalizados, eficientes e innovadores.
Pero no solo eso. La cuarta revolución industrial también tiene un impacto profundo en nuestras vidas y carreras. Nos enfrenta a nuevos desafíos sociales, económicos y éticos. Por un lado nos abre un mundo de oportunidades para mejorar nuestra salud, educación o movilidad. Por otro lado nos plantea riesgos como la pérdida de empleos por la automatización o la brecha digital entre los países más avanzados y los más rezagados.
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En este contexto surge un actor clave: la inteligencia artificial (IA). Se trata de la capacidad de las máquinas para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana como aprender o resolver problemas. La IA está presente en muchos ámbitos como el reconocimiento facial o vocal o los asistentes virtuales como Siri o Alexa. También está detrás de aplicaciones como Netflix o Spotify que nos recomiendan contenidos según nuestros gustos o preferencias.
La IA tiene una importancia enorme para la economía actual porque puede aumentar la productividad al optimizar procesos o reducir costes; puede generar nuevos negocios al crear soluciones innovadoras para problemas existentes o anticiparse a necesidades futuras; puede mejorar la calidad de vida al facilitar tareas cotidianas o brindar servicios personalizados; puede contribuir al desarrollo sostenible al ayudar a gestionar recursos naturales o mitigar el cambio climático.
Sin embargo también hay desafíos asociados a esta tecnología como garantizar su seguridad frente a posibles ataques cibernéticos; regular su uso ético respetando los derechos humanos; asegurar su transparencia explicando cómo funcionan sus algoritmos; fomentar su inclusión evitando sesgos discriminatorios; promover su educación formando a las personas para aprovechar sus beneficios.
En definitiva estamos ante una revolución sin precedentes que nos obliga a adaptarnos constantemente a un entorno cambiante e incierto pero también lleno de posibilidades. Para ello es necesario estar informados sobre las tendencias tecnológicas que marcan el ritmo del cambio; ser flexibles para aprender nuevas habilidades o reinventarse profesionalmente; ser creativos para generar valor añadido con nuestro trabajo; ser colaborativos para trabajar en equipo con personas diversas; ser responsables con nuestro impacto social y ambiental.
La cuarta revolución industrial es una oportunidad única para mejorar el mundo si sabemos aprovecharla con inteligencia humana.